viernes, 27 de abril de 2012

¿“Todo el agua” o “Toda el agua”?

Lo común es utilizar el adjetivo todo(a) antepuesto a un sustantivo al que precede un determinante (el[la]) para señalar que no se excluye a ninguna parte, ser o seres designados por el sustantivo: Todas las tuercas, Todos los jóvenes. Sin embargo, la duda puede asaltar al hablante sobre qué forma del adjetivo en cuanto a género (todo o toda) debe usar ante sustantivos femeninos que, al comenzar con /á/ tónica, seleccionan la forma el del artículo para evitar cacofonía o disonancia, esto es, un sonido desagradable: el agua/las aguas, el hambre/las hambres, el área/las áreas, el hacha/las hachas, el águila/las águilas. En tales casos, por una adecuada concordancia de género del adjetivo respecto del sustantivo al que se refiere, se deberá usar la forma femenina del adjetivo (toda[s]) ante sustantivos femeninos aunque estos, para evitar la cacofonía, estén precedidos por la forma masculina del artículo: el. En ese sentido, se dirá, por ejemplo: Se derramó todA el agua de la tina, TodA el hambre del mundo desciende de esos cerros, TodA el área fue cubierta por soldados, etcétera.


Toda el hambre del mundo

jueves, 26 de abril de 2012

"Estar para el gato"

Continuando con las locuciones que aluden lo gatuno y a modo de respuesta a una pregunta, resulta inevitable hablar de la locución estar para el gato, que suele pronunciarse /está pa'l gato/.

Marta Hildebrandt señala, al respecto, que, en el habla familiar de Perú, Bolivia y Chile, esta locución significa 'estar en malas condiciones', 'estar débil o enfermo', referida generalmente a personas. Asimismo señala que otras expresiones americanas equivalentes son estar para el perro (en Bolivia) y estar para el tigre (en Guatemala).
Por su parte, el lexicógrafo arequipeño Miguel ángel Ugarte consigna una menos conocida acepción para esta locución, que se refiere también a actividad o cosa: 'que no merece atención por inútil o por haber perdido importancia'.


Por otro lado, respecto del origen histórico de esta expresión, proviene del nombre de una calle (la Calle del Gato, hoy jirón Azángaro, cuadra 4, en el Cercado de Lima), en que, durante la Colonia, se encontraba, al parecer, de acuerdo con lo señalado por una fuente, un hospicio para personas indigentes y, en muchos casos, moribundas. Otra fuente señala que, si bien el origen de la locución se debe al nombre de la calle antes señalada, en ella se encontraba una botica a la que acudían personas en muy estado de salud, y cuyo propietario era un farmacéutico que apellidaba Gato; hecho descrito por Ricardo Palma en sus tradiciones. Y, finalmente, una tercera fuente refiere que, cuando los jesuitas ya estaban muy viejos o enfermos, los enviaban a la iglesia de San Pedro (que está ubicada en el jirón Azángaro, conocido antes como la Calle del Gato, en el Centro de Lima), pues, al lado de la basílica de esta, tenían su casa de reitro.

En cualquier caso, la locución estar para el gato tiene su origen histórico en el nombre de una calle: "Gato" o "Calle del Gato", conocida hoy con el nombre de jirón Azángaro.

viernes, 13 de abril de 2012

Cambio de la "y" en "e"

Es conocido que la conjunción y toma la forma e ante palabras que empiezan por el sonido vocálico i: Es pétreo e incólume; Compró guindones e higos. Sin embargo, de acuerdo con la RAE, existen excepciones a la regla:

Cuando al sonido /i/ le sigue una vocal con la que forma diptongo: La silla es de madera y hierro.
Cuando la conjunción se hace tónica y adquiere un valor adverbial en oraciones interrogativas: ¿Y Irma? ('¿dónde está Irma?' o '¿qué tal Irma?').



jueves, 12 de abril de 2012

La "o" ante número que empieza con 8

Cuando la conjunción o va seguida de un número que empieza por la cifra 8, como, por ejemplo, 8, 80, 800,  8 000, 80 000, etc., debe adoptar la forma u al momento de leer o escribir, puesto que las palabras que representan las cifras mencionadas (ochenta, ochocientos, etc.) empiezan por el sonido /o/: 100 u 8, 270 u 80, etc.

5 u 8, mas no 5 o 8, etc.


lunes, 9 de abril de 2012

La palabra "gato" y su empleo en locuciones: "Había cuatro gatos"

La palabra gato (del latín cattus) es un término común en diversas frases y locuciones cuyo uso se encuentra bastante extendido.


Así, por ejemplo, podemos encontrarla en las siguientes expresiones:
_ En la fiesta, había cuatro gatos ('poca gente y sin importancia').
_ No pretendo vender gato por liebre ('engañar en la calidad de algo por medio de otra cosa inferior que se le    asemeja).
_ Esa bicicleta ya está para el gato ('estar en malas condiciones o estar en mal estado de salud').
_ Aquí hay gato encerrado ('haber causa o razón oculta o secreta, o manejos ocultos').
_ Se lavó a lo gato ('lavarse  sin mojarse apenas y especialmente hacerlo pasándose por la cara un paño mojado').
_ En su novela, ha usado mano de gato ('corrección de una obra, hecha por persona más diestra que el autor').


domingo, 8 de abril de 2012

Siamés

Además de hacer referencia al natural u oriundo de Siam o al que habla su idioma, esta palabra hace referencia también al gemelo que nace unido por alguna parte de su cuerpo.