Se usa el
ante sustantivos femeninos que comienzan con a acentuada: el agua, el
alma, el águila, con la finalidad de evitar una disonancia o la combinación
no armónica de sonidos (cacofonía), que se produciría si se dijera, por
ejemplo, la agua, la alma, la águila, etcétera. También cabe señalar que
antiguamente esta forma el del artículo se anteponía también cuando la a
no era acentuada: el acémila, e incluso cuando el sustantivo comenzaba
por otras vocales: el espada. Esto se explica por lo siguiente: la forma
antigua del artículo femenino era ela: ela casa, ela tierra, ela alma.
Esta forma se abrevió perdiendo una vocal: cuando el sustantivo comenzaba por
vocal, el artículo perdía la última: el’ arena, el’ alma, el’ espada;
mientras que, si el sustantivo comenzaba por consonante, el artículo perdía la
primera vocal: ’la casa, ’la tierra.
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